14 julio 2014

Reir es de sabios.


El sentimiento humano y la acción de reír no representan algo que tengamos en común con el resto de animales, ya que el hombre y la mujer somos los únicos que sabemos reír.

Los niños se ríen mucho más que los adultos; un bebé promedio se ríe unas 300 veces al día en comparación con un adulto promedio, que se ríe de alrededor de 20 veces al día.

Se ha intentando buscar una explicación a este fenómeno, pero aún no se conoce exactamente el porqué de esta acción, sí se conoce la reacción del cuerpo ante la risa: todo beneficios…

En algunas tradiciones la risa no conforma sólo una acción física, sino también espiritual, y tratándose de la risa más profunda (la del diafragma), se la llama “risa de Buda”.

En la India la consideran también como un método de meditación; existe una creencia hindú que asegura que una hora de risa tiene efectos más beneficiosos para el cuerpo que cuatro de yoga, por lo que se pueden encontrar templos sagrados donde se practica la risa.

En Oriente el grado espiritual y beneficioso de la risa se conoce desde la antigüedad, habiendo constancia de que desde hace más de 4.000 años, en el Antiguo Imperio Chino, había templos de reunión para reír con el fin de equilibrar la salud.

La religión del pueblo judío está llena de bailes, canciones y “humor” en sus ritos religiosos, la mayoría de ellos originarios de los “jasidim” (maestros religiosos), quienes llegaron a la conclusión de que la religión no podía ser algo triste.

En el Islam, a su vez, podemos encontrar en su libro sagrado la frase dicha por el profeta Mahoma: “El que hace reír a sus compañeros, merece el Paraíso”.

Mientras, en Europa, hay datos de que ya en la Edad Media había médicos que “recetaban la risa” a sus pacientes, como el famoso cirujano francés Henri de Mondeville, en el siglo XIV, y su compatriota y colega de profesión, François Rabelais, en el siglo XVI, quien recetaba la risa como método efectivo de curación, infalible para aliviar determinados sufrimientos.

Aristóteles describió la risa como un “ejercicio valioso para la salud” y en las Cortes y Realezas Medievales se institucionalizó el papel del bufón.

En África, aún hoy los narradores ambulantes alivian el sufrimiento de sus coetáneos con burlas y bromas de todo tipo, y en América del Norte hay “pasasos” ceremoniales en tribus como la “Hopi” o la “Zuni”, ya que en culturas ancestrales de tipo tribal existía la figura del “doctor payaso” o “payaso sagrado”, hechicero vestido y maquillado que ejecutaba el poder terapéutico de la risa para curar a los guerreros enfermos.

Sigmund Freud atribuyó a las carcajadas el poder de liberar al organismo de energía negativa, algo que pudo ser demostrado posteriormente científicamente, al descubrir que el córtex cerebral libera impulsos eléctricos negativos un segundo después de comenzar a reír.

El empujón definitivo a la popularidad de la risa como terapia llegó en los años de 1970, gracias a Norman Cousins, editor y periodista estadounidense, quien sufría graves dolores sin solución, y a quien sus doctores le recomendaron la risa (mediante películas de los hermanos Marx, “El gordo y el flaco”…). Una vez que comprobó que realmente la risa le hacía desaparecer el dolor durante horas, decidió publicar su experiencia y la dio a conocer a la comunidad médica, publicándolo en 1976. En los años de 1980 es Hunter “Patch” Adams quien aplica la alegría y el buen humor como apoyo en la recuperación y tratamiento de enfermedades, obteniendo beneficiosos resultados. A partir de entonces se comenzó a utilizar la técnica de la risoterapia en los hospitales.


Beneficios de la risa

El acto de reír pone en funcionamiento entre 100 y 400 músculos del cuerpo. Algunos de estos músculos son abdominales y sólo se movilizan con la risa.


El masajeo de los órganos internos hace que de forma natural aumenten los jugos biliares y gástricos con lo que eliminamos grasas, úlceras…


Nuestro nivel circulatorio y arterial aumenta, rebajando automáticamente el estrés y ansiedad en el organismo.


Aumenta nuestra capacidad respiratoria, haciendo que se eleve al doble, llevando más oxígeno de lo habitual a nuestras células.


Estimula el sistema inmunológico, mejorándolo sensiblemente.


Estimula la secreción de serotonina, que tiene un efecto analgésico y regula el sueño, el dolor, el apetito sexual…


Estimula la secreción de endorfinas, que estimulan y potencian nuestra memoria y equilibrio.


Estimula la secreción de dopamina, que facilita la agilidad mental y el estado general de euforia y alegría, lo que aumenta el bienestar general del cuerpo.



La risoterapia se basa en la observación científica de que el cuerpo no diferencia la risa falsa de la verdadera, por lo que ésta es simulada como un ejercicio de cuerpo en un grupo, con el contacto visual y el juego infantil, en un principio con la risa forzada que, generalmente, pronto se convierte en real y contagiosa. Se utilizan para ello técnicas que ayudan a liberar las tensiones del cuerpo y así poder llegar a la carcajada: expresión corporal, juego, danza, ejercicios de respiración, masajes, técnicas para reír de manera natural, de un modo simple, como el de los niños.