Todos tenemos una fecha de nacimiento y otra para morir.
Todos celebramos nuestro cumpleaños, porque sabemos el día que nacimos, pero en cambio el de la muerte, no la conocemos. Algunos lamas y personas muy elevadas en energía y vibracion, sí suelen saberla.
Piensan que es positivo para ellos, ya que así saben el tiempo que disponen para realizar su misión en la vida. Suelen asombrarse cuando decimos que nosotros no queramos conocerla.
Todos tenemos una fecha para morir, nadie se va antes de tiempo. Incluso las personas que han muerto trágicamente, accidentalmente, por errores médicos, por falta de recursos, suicidios, etc.
Los seres que han muerto se han ido en el momento adecuado, ni antes ni después.
Suele costar entenderlo, y más cuando sabemos que tenían planes, una vida feliz, amaban a su familia, etc.
Nos marchamos, morimos, cuando tenemos que hacerlo; cuando ya hemos realizado nuestra misión en la vida (algunas personas opinan que también cuando ya no queda tiempo material para poder realizarla).
La misma forma de morir puede ser la misión que venían a cumplir.
Un asesinato, una muerte provocada por una enfermedad incurable o de difícil tratamiento, un error médico, un suicidio, pueden ser la propia misión.
Su forma de morir impacta, no deja indiferente a nadie, normalmente a la familia y al entorno cercano, otras veces el impacto llega a toda la sociedad.
Cuando las muertes son impactantes y conllevan un transfondo de lucha, de errores judiciales, médicos, burocráticos, sanitarios, etc, podríamos hablar de muertes con una misión. ¿Cuál? Podrían ser varias, las de luchar por una mejora de las carreteras, las de dar a conocer un hecho, una enfermedad, las de implicarse en una lucha o mejora social, la denuncia de maltratos, de leyes injustas, etc.
Una muerte, una persona puede llegar a convertirse en el abanderado de una misión. Como alma escoge vivirla y así ayudarnos a abrir los ojos a una nueva realidad, ya sea a nivel individual o colectivo.
Una muerte, puede ser para quién fallece, cumplir su misión, pero para los que quedamos puede que sea el comienzo de la nuestra. Si ha sido por un error, la de lograr que se repare o se haga público lo ocurrido, luchar para que no se vuelva a repetir.
La muerte nos llega a todos.
No sabemos de qué manera moriremos, pero podemos observar qué muertes producen una reacción determinada en nosotros, un click interno que hace que pensemos, recapacitemos, reafirmemos en nuestras creencias o reneguemos de ellas. Todo es correcto.
La muerte y la vida van unidas, una es el comienzo y otra es el final.
Para la vida, la muerte es el final, y tras la muerte, comienza otra nueva vida.
Con cada muerte, con cada nacimiento, tenemos nuevas oportunidades de conocernos, de seguir aprendiendo y evolucionando. Como seres, viviremos y moriremos de acuerdo a lo que elegimos y necesitamos experimentar al nacer.
No debemos olvidar que somos eternos, pues nuestras almas lo son.
Viviremos tantas vidas y muertes como elijamos y deseemos.
(Vida y Muerte)
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